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Los pasos que un cristiano debe dar para resolver una situación injusta entre hermanos se describen en Mateo 18:15-17. A la luz de esta palabra, escribimos repetidamente a Harvest House Publishers y a sus autores, John Ankerberg y John Weldon, para explicarles su error y los daños que su libro había causado. También solicitamos reunirnos […]

¿Es nuestra apelación ante los tribunales en conformidad con las Escrituras?

Los pasos que un cristiano debe dar para resolver una situación injusta entre hermanos se describen en Mateo 18:15-17. A la luz de esta palabra, escribimos repetidamente a Harvest House Publishers y a sus autores, John Ankerberg y John Weldon, para explicarles su error y los daños que su libro había causado. También solicitamos reunirnos con ellos repetidas veces para resolver el asunto. La razón de nuestra protesta eran las afirmaciones falsas acerca de Living Stream Ministry, La Iglesia Local y las iglesias locales en Encyclopedia of Cults and New Religions, un libro que atribuye muchos rasgos malignos a los grupos tratados, tales como: “el engaño y la maldad”, causar “daño físico”, “degradación y perversión sexual”, “incitar a la prostitución”, “violación de mujeres, golpear a discípulos, abuso de niños, prácticas de magia negra y hechicería, tráfico de drogas y otras actividades criminales, y además asesinatos”, “sacrificios humanos”, etc.

En la mayoría de los estados de los EEUU, la ley requiere que aquellos que hayan sido difamados por medio de una publicación y deseen poner una demanda lo hagan dentro de cierto plazo desde la “publicación”. Queríamos cumplir con este plazo, sin embargo, propusimos a Harvest House Publishers y a sus autores la oportunidad de extender el tiempo de prescripción voluntariamente mientras encontrábamos una solución justa. Mientras continuábamos trabajando de buena fe para extender la prescripción del plazo y empezar a dialogar tomando Mateo 18 como base, Harvest House —secretamente— puso una demanda en contra nuestra el 14 de diciembre de 2001. En documentos entregados junto con tal demanda, ellos consideraban como “acoso” nuestra propuesta de reunirnos bajo el principio de Mateo 18. Después de once meses durante los cuales tratamos de resolver este asunto de forma pacífica como hermanos en Cristo, llegó a ser dolorosamente obvio que no íbamos a tener ninguna reunión con los editores o los autores. Aun en vista de todo esto, les concedimos toda oportunidad posible para resolver el problema de forma justa.

El rechazo de parte de ellos a nuestras solicitudes en cuanto a la falsedad del libro, la reimpresión del libro a pesar de la evidencia presentada durante este tiempo y, finalmente, la demanda que Harvest House puso en contra nuestra, nos convenció de que no teníamos otra alternativa salvo buscar la protección provista por las leyes de nuestra nación. Si no buscábamos protección contra ese escrito difamatorio en la medida que la ley permite, los daños continuarían acumulándose, ya que tanto cristianos como muchos otros creían que esas falsas acusaciones eran verdaderas. Mateo 18:15-17 establece los principios sobre los cuales los cristianos deben regirse a la hora de tratar de resolver cualquier tipo de situación injusta con otros creyentes. Sin embargo, de no haber reconciliación, el Señor enseñó que la parte culpable ha de ser tenida “por gentil”; esto es, aunque no se le desprecia, debido a que está fuera de la comunión cristiana se le puede considerar igual que cualquier otro incrédulo.

En 1 Corintios capítulo seis, el apóstol Pablo reprochó la práctica de un creyente en particular quien no hizo caso a los pasos descritos en Mateo 18 cuando, en lugar de buscar una reconciliación cristiana (1 Co. 6:1-6), fue directamente a juicio contra otro hermano. Pablo dice que hubiera sido mejor sufrir el agravio que defraudar a otro creyente al no traer el asunto delante de los santos en lugar de llevarlo directamente a juicio. Aunque puede estar implícito, las Escrituras mantienen silencio en cuanto a si, una vez que en una situación así se rechazan la comunión y la reconciliación (Mt. 18:17b), y si las circunstancias lo justifican, el “gentil” pudiera ser llevado a juicio por el creyente que sufre el agravio.

No obstante, existe una diferencia crucial entre pleitos motivados por los intereses personales de un individuo, los cuales Pablo condena en 1 Corintios 6, y la “apelación” que él mismo hizo a su gobierno en el libro de Hechos. Creemos que nuestra apelación a los tribunales para ser protegidos de esta difamación se encuentra en la categoría de la apelación que Pablo hizo en el libro de Hechos. Allí, Pablo primero buscó protección de aquellos que le atacaban a él y a su ministerio al reivindicar sus derechos como ciudadano romano (Hch. 16:37-38; 22:25). Más tarde, cuando aquellos que se le oponían trataron de poner fin a su ministerio, él apeló “al tribunal de César” y luego a “César” (Hch. 25:10-12). La apelación de Pablo al gobierno de su época (véase también Hechos 25:14-19) no estaba motivada por su interés personal (él no tenía miedo a morir por causa del evangelio) ni tenía como fin defraudar a nadie, pues su único objetivo era defender y conservar la existencia del ministerio que el Señor le había encomendado.

Consideramos que la apelación a los tribunales por parte de Living Stream Ministry, La Iglesia Local y las iglesias locales es similar a la apelación de Pablo en Hechos 25, a saber: un procedimiento necesario por el bien de los intereses de Dios, para la continuación del ministerio que el Señor nos ha encomendado.

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